Dos pájaros de un solo tiro

Luis Herrera Campins y Luis J. Bazán

Por: Luis Javier Bazán

El sábado 13 de junio de 2001, en una actividad realizada en el museo de Arte de Acarigua-Araure, tuve la extraordinaria oportunidad de conversar con el expresidente Luis Herrera Campins y el cardenal Ignacio Velazco García, dos de los más genuinos embajadores de la acarigüeñidad del siglo XX.

Fue una asignación de pauta para el diario Última Hora, en el que laboré por un año en esa época. Lo que debía resultar un saludo a la bandera se convirtió en dos informaciones de altísima importancia informativa en el momento.

El expresidente Herrera Campins, afable y atento, cuando le pedí unos minutos para solicitar una entrevista, de inmediato me dijo “con ese nombre me imagino de quien eres hijo. Hijo de gato caza ratón”, atinó a decir. No era para menos, me identifiqué como Luis Bazán reportero del diario Última Hora, digamos que un homónimo directo.  

  

Preparé mi grabador de cassette, abrí mi libreta y comencé a tomar notas sobre lo que me decía. Habló sobre el país, su futuro, el significado negativo de la llegada al poder de Hugo Chavez y el proceso constituyente.

Lo más contundente que dijo en ese instante del expresidente Herrera y, que nunca olvidaré, fue esta frase: “debemos proteger nuestro sistema que tanto nos ha costado. En un abrir y cerrar de ojos nos tan movido el piso, y creo que aún no hemos reaccionado al huracán electoral que representa el sr Chávez”. Palabras más, palabras menos.

Un baño por favor

Por tratarse del día 13 de junio, fecha de celebración del natalicio del héroe José Antonio Páez, en el museo de arte de la ciudad se realizaba una exposición de diversos artistas y los invitados de lujo eran, precisamente, Luis Herrera Campins y el cardenal Ignacio Velazco García.

Luis J. Bazán entrevista al cardenal Ignacio Velazco.

Mi misión era realizar una crónica del acto y extraer noticia de aquellos dos personajes. Después de haber conversado con el expresidente, el hombre más perseguido era el cardenal Velazco. Recién le habían impuesto el capelo de príncipe de la iglesia católica en Roma, en manos de Juan Pablo II. Era su primera visita oficial a la ciudad con nuevo rango.

Todos querían una foto con el cardenal y este, no dejaba de complacer a sus paisanos. Al tocarme mi turno, me identifiqué y el prelado me dijo sin aspavientos: “un momentico hijo, sabes dónde queda un baño, lo necesito urgente”.

No me quedó más que conducirlo hacia un área muy cercana. Él conocía bien la estructura. Al igual que muchos como yo, en alguna oportunidad habíamos estado en el museo de arte, el antiguo Club Páez una bellísima edificación construida en la década de 1950 en los límites entre Acarigua y Araure.

Después de usar el baño, el cardenal Velazco ofreció su declaración a los medios. No dudó en valorar como positivo los procesos de cambio siempre y cuando beneficiaran al colectivo y no, como después pasó, a un grupo político.

De forma que, aquel 13 de junio de 2001, tuve la magnifica oportunidad de cazar dos pájaros de un solo tiro.